Una nave industrial desierta es testigo de 50 explosiones congeladas en el tiempo, obra del colectivo luz interruptus, el sábado 4 de abril, bajo el nombre: lluvia de bombas de luz. Durante el montaje de la intervención por parte del colectivo (con la colaboración de Antonio Bentivegna y Barry Story), la soga adoptó la forma de uno de los fantásticos estallidos.